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CORREOS AL DIRECTOR

Bulnes, miércoles 16 de febrero de 2011:

Estimado Don Iván:

Ante la partida del Párroco de Bulnes, su última misa en Bulnes y la primera en la nueva casa, permítame acompañar la presente reflexión.

Estando en Bulnes, se me acercó una persona para señalar la tranquilidad del cura y su falta de agresividad, para conseguir pronto las reparaciones que permitieran recuperar la habitabilidad del edificio parroquial.
En la oportunidad reconocí que, a diferencia nuestra, él se jugaba la vida.

Para nosotros, sólo Profesionales y Técnicos, con oficio y experiencia en construcción, fue fácil revisar, evaluar el edificio y proponer. También para usted, comunicador de oficio, dar la buena nueva.

Recuerdo haber dicho que nos esperaba la tarea mayor: las reparaciones. Aunque no íbamos a reparar la Iglesia, sólo el Templo.

No me ha sorprendido. Con dolor, veo que nuestro Cura, el Padre Samuel, tiene un nuevo destino pastoral. No me cabe duda que el origen está en su oposición a la demolición del edificio de la Iglesia de Bulnes.
Entiendo que no es un castigo. Si lo es para la ciudad de Bulnes.
Será un premio para su nueva feligresía. Ellos tendrán el hombre valeroso que no supimos cobijar, que perdimos.

Emprendedor de la justa batalla, que sólo el tiempo permitirá apreciar. Se va con la conciencia tranquila. Tuvo siempre la fuerza de la razón; también la luz de su Fe y devoción.

La Comunidad ha de saber valorar la entrega, disponibilidad y sacrificio. También la Iglesia su obediente partida.
Bulnes tendrá que ser capaz de proponer, al nuevo Pastor, sus afanes, pretensión y vocación.

Quien parte, ha dejado un rebaño iluminado, que sabe y emprende, que conoce el camino, aunque tropiece en la marcha… aprendió su norte. Tenemos un horizonte. Aquel, donde esperamos encontrar al Hermano Samuel, más temprano que tarde... laborando, pastoreando...

Dios le acompañe en su Misión de siempre y también se quede, junto al querido Pueblo, entusiasmado por carnavales, para que con los días terminemos la faena y brindemos en su nombre.

¡Bienaventurados los mansos…! (Mateo 5, 4 y 9)

Carlos Malvoa, Arquitecto, Pontificia Universidad Católica de Chile.